Hace unos días, leíamos un llamativo titular: “Un inversor paga el divorcio más caro del Reino Unido”. Y la notícia aparecida en EL PAÍS hacía referencia a Pierre Lagrange, muy conocido entre la élite de la ciudad de Londres por haber fundado GLC Partners pero desconocido “fuera de ese selecto sector del mundo financiero”, matizaba el periodista. Sin embargo, su divorcio ha sido la comidilla estos días por las cifras que está moviendo. No en vano, se trata de la mitad de su fortuna, literalmente:
“El cambio de pareja le va a costar la mitad de su fortuna, que según la última edición de The Sunday Times Rich List asciende a 331 millones de libras (377 millones de euros), lo que le otorga un lugar entre los hombres más ricos de Reino Unido. Al no existir separación de bienes previa al matrimonio, Lagrange deberá pagar a su mujer 180 millones de euros.”
Puestos en contacto con uno de nuestros abogados, éste nos comenta:
“El reparto del patrimonio familiar suele ser la segunda causa de enfrentamiento en una pareja, después de las disputas por la custodia de los hijos. Los conflictos ‘económicos’ pueden evitarse si la pareja opta por el régimen de separación de bienes. Este sistema simplifica mucho los divorcios porque permite a cada cónyuge conservar la propiedad de los bienes que aporta al matrimonio y de los que adquiera durante el mismo.
En el caso que nos ocupa, el matrimonio del magnate inglés estaba sometido a un régimen distinto, análogo al que en España conocemos como régimen de gananciales, aplicable en todo el territorio español salvo en Cataluña, Baleares, Navarra y Galicia. Mediante el régimen de gananciales, los cónyuges se hacen comunes las ganancias o beneficios obtenidos indistintamente por cualquiera de ellos, que les serán atribuidos por mitades al disolverse.”
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